Para revitalizar un PC de 10 años y convertirlo nuevamente en una máquina de trabajo, instalé Ubuntu MATE y enfrenté problemas de multiarranque. En el centro de esto estuvo el punto de inflexión de "UEFI vs BIOS". Este artículo describe el proceso de resolver esa complicada situación, documentando la construcción de Linux sin renunciar a software legítimo.
¿Por qué fue necesario el multiarranque?
Este PC estaba usando Windows 7 instalado con USB desde hace 10 años y había soportado una larga trayectoria con las actualizaciones a Windows 8 y 10. Finalmente, se había quedado en desuso por no poder seguir el paso de los tiempos, pero lo saqué para revivirlo como una máquina de trabajo utilizando Linux.
El problema eran los activos que no podía desechar: - La versión perpetua legítima de MS Office que ya no se puede obtener - La licencia legítima de Windows 10 Pro que compré a un precio elevado
No podía elegir destruir Windows y reemplazar el disco con GPT. Por eso necesitaba multiarranque. Sin embargo, esta elección trajo consigo inesperados conflictos técnicos.
Problema 1: Limitaciones de la partición MBR vs Requerimientos de partición del Linux moderno
📌 Resumen de la situación
- El SSD es un disco en formato MBR donde está instalado Windows
- Windows usa fundamentalmente tres particiones
- Partición del sistema
- Partición de arranque
- Partición de recuperación
- MBR solo puede tener un máximo de 4 particiones
- Para instalar Ubuntu MATE, se necesitan dos particiones adicionales
/
partición EXT4 para montaje- Partición del sistema EFI (ESP, FAT32 - partición para almacenar información de arranque)
Se necesitan un total de 5, pero MBR solo permite 4... ahí me encontré con un muro.
✅ Solución
- Reducir parte del espacio de un HDD en lugar de SSD para crear la partición ESP
- Instalar el gestor de arranque grub en este HDD (aunque lo habitual es instalarlo en el mismo disco)
- En la configuración del BIOS, configurar el HDD con prioridad sobre el SSD
Esta elección fue imperfecta, pero era el único método que permitía instalar sin destruir Windows.
No tuve que hacer la conversión a GPT, y pude preservar el software legítimo.
Un magnífico combo: “GRUB se ejecuta en el HDD y Ubuntu en el SSD”.
Problema 2: ¿Por qué GRUB no encontró Windows?
Después de instalar Ubuntu y configurar el arranque en BIOS a UEFI, GRUB no pudo reconocer Windows.
- Windows tiene una estructura de arranque basada en MBR + BIOS
- GRUB está instalado en base a UEFI
- GRUB no puede cargar el gestor de arranque en modo BIOS, por lo que reconoce Windows como una partición normal y no como un sistema operativo (OS)
- No había un SO para seleccionar, por lo que solo Ubuntu se iniciaba automáticamente
✅ Solución
- Desactivar el modo UEFI en la BIOS (= Legacy BIOS)
- Intentar arrancar desde el HDD → fallo temporario (grub no se ejecuta en modo BIOS), luego regresé al gestor de arranque de Windows en MBR en SSD y logré iniciar Windows.
- Intentar arrancar desde el SSD → éxito (inicio del Windows basado en MBR + BIOS)
Finalmente, mediante la combinación de encendido/apagado de UEFI y el orden de arranque del disco en BIOS, se completó una “multiarranque a nivel de hardware” como se muestra a continuación:
Configuración del BIOS | Prioridad | Resultado |
---|---|---|
UEFI ON | HDD > SSD | Ejecuta GRUB → Arranca Ubuntu |
UEFI OFF | SSD > HDD | Arranque directo desde BIOS → Arranque de Windows |
Ahora se ha creado una estructura de multiarranque físico que facilita elegir SO sin GRUB. Tras usarla, puedo decir que la experiencia de usuario es mejor que la forma de selección de sistema operativo tradicional de GRUB. Para los usuarios que necesitan alternar entre dos sistemas operativos a menudo puede ser algo tedioso, pero para personas como yo, que mayormente usan uno y solo ocasionalmente el otro, es una configuración muy satisfactoria.
Implicaciones
- El Linux de hoy requiere instalación basada en UEFI, lo que es una evolución inevitable en términos de seguridad y escalabilidad.
- Pude proteger el software legítimo y configurar un entorno Ubuntu rápido y estable sin perder la compatibilidad con sistemas basados en BIOS.
- Particularmente, la capacidad de cambiar de SO con un solo interruptor, incluso sin GRUB, ha sido más cómoda de lo que esperaba, y para quienes, como yo, no cambian frecuentemente, es extremadamente satisfactorio.
Conclusión
Al principio, el complicado y enrevesado mundo de “UEFI vs BIOS”.
Pero al enfrentarlo directamente, aprendí que si se combinan conceptos claros y opciones flexibles, se puede preservar lo legítimo y usar Linux.
Me siento profundamente recompensado al haber instalado Linux en un PC de 10 años y devolverle su vitalidad, permitiendo que esta vieja máquina vuelva a trabajar.
Espero que mi experiencia sea útil para alguien en una situación similar, y si tú, lector, tienes una vieja máquina cubriéndose de polvo en algún rincón del almacén, ¿por qué no sacarla y darle una nueva vida? Lo sugiero de verdad.

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